La función de una alimentación infantil saludable no es únicamente la de que los niños crezcan, porque eso es algo que con toda probabilidad harán por si solos siempre que tengan alimentos disponibles. Se trata de que estén correctamente nutridos y de que creen buenos hábitos alimentarios para que desarrollen protección frente a enfermedades que pueden aparecer en la etapa adulta (y no tan adulta).

Por ejemplo, ¿Sabías que algunos cánceres están adelantando su edad media de aparición debido a la mala alimentación y el sedentarismo? Es el caso por ejemplo del cáncer de colon, que antes se diagnosticaba a los 70 años de edad y ahora 1 de cada 4 casos aparece en personas menores de 50 años.

Una mala alimentación en la infancia puede determinar la aparición prematura de enfermedades graves en la etapa adulta.

Otro ejemplo es la salud de la microbiota intestinal. Como probablemente sabéis, el tipo de microbiota (bacterias intestinales que habitan en nuestro intestino) puede determinar la aparición de intolerancias alimentarias, enfermedades inflamatorias, la salud mental, etc.

La alimentación tiene un papel clave en el desarrollo de una microbiota fuerte y saludable por lo que los alimentos que come un niño durante su infancia pueden modelar una microbiota protectora o bien todo lo contrario.

 

Los principales errores que cometemos en alimentación infantil y que urge corregir son los siguientes:

CONSUMO INSUFICIENTE DE VEGETALES

Se recomienda un consumo MÍNIMO (¡ojo al dato!) de 5 raciones al día de fruta y verdura, por ejemplo 3 piezas de fruta al día y verdura en comida y cena. Se considera que sólo el 5% de los adultos y el 3% de los niños cumplen con este objetivo (aproximadamente). Si procuráis en casa que siempre haya una verdura, crema o ensalada en la mesa y si ofrecéis la fruta varias veces al día.

 

EXCESO DE PRODUCTOS PROCESADOS

El consumo de productos malsanos debería ser cero. La realidad es que es prácticamente diario. Eso hace que la ingesta de sal, azúcar, compuestos cancerígenos derivados de las altas temperaturas o de los envases y grasas insanas sea alarmantemente habitual y elevado. En este grupo encontramos las patatas o snacks de bolsa, los caramelos y chucherías, los embutidos (sí, el jamón también), la bollería (industrial o no), los zumos (casero o no), refrescos, lácteos azucarados, purés de fruta, galletitas, pan de molde, cereales de desayuno, etc.

 

BAJA INGESTA DE ALIMENTOS INTEGRALES

A partir de los 6 meses de edad, cuando empezamos a introducir los cereales, estos deben ser siempre integrales. Es decir, los cereales refinados y sus derivados no son opciones saludables para los niños. Nos estamos refiriendo principalmente al pan blanco, pasta blanca y arroz blanco. La razón es muy fácil de comprender. Un cereal entero (es decir, integral) aporta más vitaminas, minerales y fibra y su consumo se correlaciona con menor incidencia de enfermedades, mayor nutrición y mayor saciedad.

 

EXCESO DE PROTEINA DE ORIGEN ANIMAL

Se ha podido constatar en varios estudios que la ingesta de proteína en la población infantil española está muy por encima de las recomendaciones. En niños pequeños, este exceso supone una sobrecarga renal y un mayor riesgo de desarrollar obesidad cuando sean mayores.

Se recomienda aumentar el consumo de legumbres como fuente proteica, es decir, como segundo plato en sustitución de la carne, el pescado o los huevos.

Actualmente, se aconseja un consumo semanal de 2-3 raciones de pescado, 2-4 raciones de carne blanca o roja (con un máximo de 2 veces a la semana de carne roja) i 3-4 raciones de huevo. El consumo recomendado de legumbres es de mínimo 4 raciones a la semana siendo aconsejable introducirlas diariamente.

 

EXCESO DE AZÚCAR LIBRE

Existen 2 tipos de azúcar (más información aquí ):

  • Azúcar saludable: el que contienen las frutas y hortalizas y el de los lácteos y derivados sin azucarar.
  • Azúcar libre o “malo”: el que contienen los zumos de fruta naturales o envasado, el azúcar de mesa, miel o siropes y el que aportan lo alimentos procesados como galletas, salsas, caramelos, chocolates, bebidas, bollería, etc.

El consumo recomendado de azúcar libre en niños (y en adultos) es cero, es decir, debemos reducir su consumo al máximo.

No se trata de una cuestión de peso, sino de salud. Los niños deben evitar el consumo de azúcar libre porque se asocia caries, enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, malnutrición (falta de vitaminas), hiperactividad, falta de concentración, malabsorciones intestinales, sobrepeso y obesidad, etc.

En este link encontraréis ideas de meriendas saludables para los más pequeños.

Pocos padres y madres son conscientes de la mala alimentación de sus hijos (y de la suya propia) porque en general pensamos que comemos mucho mejor de lo que realmente lo hacemos. Así que os animamos a que observéis y toméis conciencia del consumo REAL de azúcar, carne y alimentos procesados, así como de las raciones diarias y semanales de fruta, verdura, legumbres, cereales integrales y frutos secos. Anotad durante 7 días todo lo que comen y pican y después hacéis el recuento.

Cada uno de estos puntos da para escribir un blog entero, así que si os interesa que desarrollemos alguno de estos temas sólo tenéis que pedírnoslo. Os dejamos además esta guía completa y actualizada sobre alimentación en la primera infancia y esta otra para niños en edad escolar.

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